viernes, 12 de marzo de 2010

NUEVA PUBLICACIÓN



A LA VIDA


Cuando tengas tiempo para ti,

abre tu pecho al viento, pero sobre todo

abre las puertas a tu corazón;

deja volar las mariposas de la existencia,

no intentes buscar razones a la vida

—ella es su propia razón—

no mires cuán largo es el camino,

piensa que tu andar por si solo

ya es una meta superada,

no mires atrás

ya lo hizo la mujer de Lot,

el futuro es hacia adelante

atrás sólo encontrarás el mar del dolor

viajando en olas de recuerdos;

no juegues a encontrar tiempos idos,

quizás ellos viajaron a playa lejana y olvidada;

no mires a otros para encontrarte a ti mismo,

sólo mira tus manos

y sabrás que en ellas cabe todo el universo,

toca tu corazón y sentirás el mundo palpitando en él,

tu mirar será tan suave y tan dulce

como la mirada inocente de un niño.

Tira la maleta de la amargura al abismo insondable,

no regreses por ella …

el viento de la montaña guardará tu secreto

y al final del camino comprenderás

que la vida es mucho más;

entonces el tiempo será sólo para ti.

A cada persona en el camino

regala una rosa …

y sobre ella una alegre mariposa anidará.


Libardo Campos Gómez


SIMPLEMENTE UNA hOJA


Estos pájaros del paraíso, de ignotas tierras

que desde lejos, muy lejos

quebrando distancias han llegado oteando el paisaje

para anidar en tu alma.

Cruzaron la alfombra de tus sueños

con pasos firmes entre el coro de ángeles,

ondearon el estandarte de ilusiones,

colgaron cada nota de su canto

en el pentagrama de tu inocencia,

recogieron la vida en una copa

para luego a si mismo brindarse.

Oasis en medio de las dunas de extraño desierto,

contemplación en el éxtasis embriagador de los dioses

sinfonía en la morada de los habitantes del Olimpo,

fragancia de exóticas flores,

jardín en espera de su propio jardinero,

cierra tus ojos, tiende tu mano y estrecha en tu pecho

¡esta hoja cargada de poesía!

Libardo Campos Gómez



SIEMPRE DUERMES CONMIGO


Te fuiste detrás del viento

ignorando que yo era el viento,

desplegaste tus alas

intentando un vuelo sin retorno

olvidando que yo tenía mis propias alas,

te sumergiste en las profundidades de la noche

buscando sus raíces sin tener en cuenta

que yo soy el árbol

que le da sombra a tu noche.

Te escondiste en el prisma del arco iris

pero te equivocaste,

yo ya había robado sus colores.

Bajaste al mar creyéndolo dormido

tomando sus colores por sábanas,

te abrigaste intentando burlar el frío,

el calor de mi cuerpo lo creíste desterrado

pero se te olvidó

que yo soy el mar de tus sueños

y terminaste una vez más

durmiendo conmigo.

Libardo Campos Gómez



AL PASO DE UNA METÁfORA


En la garganta de los acantilados

el silencio agoniza apurado por el viento,

la ciudad a medio dormir desde el alba espera,

en lo alto de la montaña, después de vencer la noche,

triunfante, asoma su cara el día radiante.

Sin apurar el paso, cauteloso, rueda cuesta abajo,

diluyendo las sombras de la noche,

sigilosamente entra por las ventanas

corriendo cortinas de penumbras,

soltando destellos de imágenes perdidas.

Cruza el viento raudo, llevando en sus hombros,

un cargamento de silencio dormido,

los espejos limpian su cristal, buscando imágenes,

un mundo de cosas perdidas, sin conocerse ellas mismas

se pelean el mejor rincón, escondiéndose de la nada.

Ya la tarde se prepara para recibir la noche,

fatigado el día, cansado, a paso lento regresa,

el acantilado abre sus puertas al viento

el sol adormita en la montaña,

y yo cierro el libro de mis versos.

Libardo Campos Gómez




martes, 6 de octubre de 2009

PUBLICACION


A LIBARDO CAMPOS GÓMEZ

Joseph Berolo

Rindo mi homenaje al hombre y al Poeta

que a la orilla del Gran Rio de la Vida

contempla el infinito de su largo cauce

y se extasía en la estela de su huella.

El sabe de la tarde envuelta en el ocaso

y de la noche el pálido manto de su hondura…

por el sin fin de la tiniebla, sin temor escruta

el mundo de su precoz partida hacia la Nada.

Cuando en el abismo prematuro de su viaje

su corazón moría sin querer partir aun,

amaneció en sus venas el verano ribereño

y en porfía marinera izo el velamen de su nave,

le cantó a la dicha de saberse vivo todavía

y emprendió de nuevo el vuelo hacia la Vida.

Joseph Berolo

Octubre 5, 2009

Bogotá, Colombia